Destacado: Aventura de Grenoble (2012)

lunes, 23 de julio de 2012

Lunes: el póster

Después de escuchar las charlas de la primera sesión paralela, en la mesa del café cogí algo para llevar y me marché a la imprenta de 2 Rue du Tour de l'Eau, 38400 Saint Martin d'Hères. Allí tuve que esperar un poco a que me atendieran. No las tenía todas conmigo de que el póster estuviera ya listo para recoger, por eso lo llevaba en una memoria USB, por si acaso. Yendo a esta hora todavía podía regresar después de comer si el póster no estaba listo entonces. Tuve suerte que justo delante de mí iba una española, que se delató al hablar con su madre, y le pregunté ciertas palabras que necesitaba en francés. Le dije "je commandé un affiche..." mientras le enseñaba la miniatura en A4 que llevaba impresa de casa. No sé si me entendió o reconoció en póster; la cosa es que me sacó el póster impreso, seco y enrollado. Me cobró, le pedí factura y me volví llevando el póster con cuidado de que no se estropeara con el sudor. Cuando llegué a la sede del simposio, ya había empezado la conferencia plenaria, pero yo me fui a dejar el póster instalado.  Lo sujeté con pinzas a un panel que estaba justo al lado de la escalera. Tuve suerte, pues, si no se fijaban en él lo primero al subir, lo verían el último al bajar. Además, como me di cuenta al colgarlo, mi póster era el único que no tenía el fondo blanco, por lo que destacaba.

Ya que había llegado tarde a la conferencia y me había perdido el principio, mejor perder un poco más de ella que de las sesiones paralelas, que me interesaban especialmente. Así puede estar tranquilo a la hora de la comida. La sesión de póster era justo después de comer. Mi idea era ver los demás pósteres antes de que empezara la sesión, en la que se supone que tengo que estar cuidando mi póster para responder a las cuestiones. Hice bien en ir pronto, porque hubo gente que empezó a ver los pósteres antes de tiempo; supongo que porque les interesaban la sesión paralela de softwares. Así se juntó la sobremesa con las dos sesiones de pósteres y con el café. La gente iba y venía en todo el tiempo, y yo tenía que estar en ese horno que era el espacio de pósteres, así que sólo lo dejé lo imprescindible para ir al servicio o a coger bebida en la mesa del café. Quitando lo del calor y que estaba sudando como un cochino, la sesión fue un éxito; vino mucha gente a interesarse por él.

También tuve tiempo, siempre mirando mi póster de reojo, de mirar los pósteres de los demás. Vi que varios habían utilizado la misma clase de LaTeX que yo, pero sin colores de fondo. También vi un póster que no era más que el artículo colgado en un panel. Algo menos cutre fueron los varios pósteres que eran una secuencia de diapositivas de beamer. Al menos era más vistoso que el artículo tal cual.

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